miércoles, 2 de mayo de 2012

AUTORES - FABULAS, Pag: 68


Jean de La Fontaine

Fue capaz de descubrir el fondo de las almas con una delicadeza maliciosa y un seguro sentido de la comicidad. La Fontaine no se concede el derecho de predicar los grandes sentimientos, sólo se limita a dar algunos consejos para hacer al hombre más razonable y feliz.
Además La Fontaine fue un gran fabulista. Sus cuentos y novelas están inspiradas por AriostoBoccaccioFrançois Rabelais y Margarita de Navarra. También es autor de "Cuentos Galantes" (libertinos), otra faceta de su talento, y que fueron adaptados al cine por Benazeraf. En 1683se convirtió en miembro de la Academia francesa. Está enterrado en el cementerio parisino de Père Lachaise.
Sus fábulas fueron publicadas en múltiples ediciones ilustradas. A mediados del siglo XVIII, se lanzó una edición en varios tomos, con grabados basados en diseños de Jean-Baptiste Oudry. En 1838 J.J. Grandville ilustró las fábulas, Gustave Doré hizo lo propio en 1867 yBenjamin Rabier lo haría a comienzos del siglo XX.

Fabula De Jean de La Fontaine: El gato y la zorra, como si fueran dos santos, iban a peregrinar. Eran dos solemnes hipocritones, que de indemnizaban bien de los gastos de viaje, matando gallinas y hurtando quesos. El camino era largo y aburrido: disputaron sobre el modo de acortarlo. Disputar es un gran recurso; sin él nos dormiríamos siempre. Debatieron largo tiempo, y después hablaron del prójimo. Por fin dijo la zorra al gato. 

“Pretendes ser muy sagaz, y no sabes tanto como yo. Tengo un saco lleno de estratagemas y ardides.
-Pues yo no llevo en mis alforjas más que una; pero vale por mil”

Y vuelta a la disputa. Que sí, que no, estaban dale que dale, cuando una jauría dio fin a su contienda. Dijo el gato a la zorra:
“Busca en tu saco, busca en tus astutas mientes una salida segura; yo ya la tengo”
Y así diciendo se encaramo bonitamente al árbol más cercano. La zorra dio mil vueltas y revueltas, todas inútiles; metiese en cien rincones, escapó cien veces a los valientes canes, probó todos los asilos imaginables, y en ninguna madriguera encontró refugio; el humo la hizo salir de todas ellas, y dos ágiles perros la estrangularon por fin.
Piérdase a veces un negocio por sobra de expedientes y recursos; se malgasta el tiempo buscando cuál es el mejor, probando esto, lo otro, y lo de más allá.
Mejor es tener una sola salida; pero buena.

Tomás de Iriarte: Nació el 18 de septiembre de 1750 en el Puerto de la Cruz, en la isla de Tenerife. Sus padres fueron Bernardo de Iriarte y Bárbara de las Nieves Hernández de Oropesa, y le dieron diecisiete hermanos. Iriarte provenía de una familia muy culta, varios de cuyos miembros se distinguieron como escritores y humanistas, conocidos aristócratas españoles, cuyo apellido surgió por dinastías austriacas y vascas. Se trasladó a Madrid a los 14 años junto con su tío Juan de Iriarte.
Estudió bajo su dirección las lenguas griega y francesa y siendo ya conocedor del latín y estudioso de la literatura castellana, succedió a su tío en su puesto de oficial traductor de la primera Secretaría de Estado, tras la muerte de éste, en 1771. A partir de ese año hasta1774 fueron, para Iriarte, los más fatigosos de su vida, pues además de las tareas de su empleo, el arreglo de la biblioteca y papeles de su tío, la traducción o composición de los numerosos dramas que escribió, la traducción de aquellos apéndices y otras obritas (la mayor parte poéticas) que escribía por gusto propio, como fue un poemita latino y castellano que imprimió con ocasión del nacimiento del infante don Carlos III, en 1777, cuidó de las tres ediciones de la Gramática de su tío, que reconoció muy atentamente y de la recopilación y publicación de los dos tomos de obras sueltas de aquel literato, traduciendo muchos de los epigramas que allí se insertan, alguno de los poemas latinos y otros varios ensayos.

Fabula De Tomas de Iriarte:
El sapo y la lechuza
Una lechuza encontró buen refugio, en el hueco de un gran árbol. Y como sus hábitos son nocturnos, nunca dejaba el hogar en horas del día, por lo tanto sus vecinos no la conocían.
Un día, paso un sapo y se detuvo bajo el gran arbusto y le dijo:
-Señora lechuza, ¿porque no asoma su cabeza, por la ventana así podremos comprobar si es bella o fea como suponemos?-.
La lechuza se asomó, mirando fijamente al sapo - que era mucho mas feo que ella- y le respondió:
-Es verdad no soy bonita, por eso no salgo de día, pero usted que hace por aquí a estas horas, haciendo gala de su belleza, ¿No estaría mejor metido, dentro de algún agujero?


Moraleja: Algunos vanidosos, que creen ser perfectos, por mostrarnos sus galas nos muestran sus defectos.





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